lunes, 14 de febrero de 2011

LA VANGUARDIA (1881-2011)


El paso de la prensa política a la prensa informativa lo marcó un pequeño diario promovido por el periodista Jaume Andreu y por los industriales tintoreros de Igualada Carles y Bartomeu Godó Pié, al servicio del partido liberal fusionista, LA VANGUARDIA. Ambos eran hijos de Joan Godó Pelegrí, alcalde de Igualada y amigo de Mateo Sagasta, y fueron también alcaldes y diputados a Cortes. El primer número salió el 1 de febrero de 1881 y siete días después Sagasta ganó las elecciones. Definido entonces como «Diario político de avisos y noticias», nació como órgano de expresión de una fracción del Partido Liberal de Barcelona, que aspiraba a conseguir la alcaldía de la ciudad.


Siete años más tarde, comenzó como modelo de diario independiente, plural y moderno. El 31 de diciembre de 1887 dejó de publicarse como órgano del Partido Constitucional, y el 1 de enero de 1888, primer día de la Exposición Universal de Barcelona, presentó un nuevo formato, con doble edición de mañana y tarde, al margen ya de cualquier partido político. El periodista que consiguió convertir un diario partidista en el gran referente de la prensa independiente barcelonesa fue Modesto Sánchez Ortiz, director entre 1888 y 1901 que e integró en la vida cultural de Barcelona y abrió las páginas del diario a los jóvenes artistas e intelectuales catalanes más destacado, que supieron conectar con los aires renovadores que vivía la sociedad catalana. La Vanguardia contó también con la firma de intelectuales así como de los principales escritores de la “Generación del 98”.


El 25 de octubre de 1903, el rotativo se trasladó de la calle de Les Heures, a un edificio modernista del número 28 de la calle de Pelai, a la vez que renovó su sistema de composición. Ya bajo la dirección de Miquel dels Sants Oliver, La Vanguardia contrató a los más prestigiosos colaboradores del Diario de Barcelona. Uno de sus más grandes y resonantes éxitos fue ser el primer diario español que envió corresponsales a París y Berlín, capitales de los bandos contendientes durante la Primera Guerra Mundial. En aquella época, La Vanguardia conectó plenamente con la vida cultural y social catalana, y se convirtió, con más de 80.000 ejemplares, en el diario de mayor difusión de Cataluña.


A Miquel dels Sants Oliver, que fue director hasta el año 1920, le sucedió el antiguo corresponsal en París, Agustí Calvet “Gaziel”. Bajo su dirección y con el empuje empresarial de Ramon Godó Lallana, La Vanguardia se consolidó como el primer diario de España y uno de los principales de Europa. Aquel éxito fue posible gracias a que el diario fue pionero a la hora de introducir todos los avances técnicos, la conexión con las principales agencias, la utilización del huecograbado en 1929, coincidiendo con la Exposición Universal, y la instauración de una amplia red de corresponsales en el extranjero. En 1931 moría Ramon Godó, al que sucedió su hijo Carles.


El 19 de julio de 1936, estalló la Guerra Civil y la Generalitat se incautó del diario, con lo que acabó la etapa de dirección de Gaziel, que se exilió. Durante aquel periodo, La Vanguardia, subtitulada “Diario al servicio de la democracia” fue el principal órgano de expresión, primero del Gobierno de la Generalitat y más tarde, al instalarse el Gobierno central en Barcelona, del Gobierno de la República. Ilustres intelectuales estamparon durante la guerra su firma en el diario. Debido a las progresivas restricciones de papel, los ejemplares cada vez contenían menos páginas y las notas gráficas se limitaron solamente a los jueves y los domingos.


Con la victoria del bando franquista, la propiedad recuperó el control financiero del diario, pero, a causa de la censura, no podía influir en la línea editorial. El diario fue obligado a cambiar su histórica cabecera por la de La Vanguardia Española. Entonces se impuso como director a Luis de Galinsoga, cuya dirección duró hasta que el propio general Franco decidió relevarlo del cargo, en 1960, debido a la movilización popular en su contra. Durante la década de 1940, las restricciones de papel obligaron a menudo a editar ejemplares de cuatro páginas y de hasta una sola hoja. En 1963, le sucedió en la dirección Javier de Echarri, que permaneció en el cargo hasta 1966. En aquella difícil etapa de cierta transición política, el nuevo director, Horacio Sáenz Guerrero, inició una apertura encaminada a conseguir un diario plural y democrático, que representase el sentir de sus lectores. Entonces comenzaron a colaborar en sus páginas prestigiosas firmas que reflejaban el espectro político más avanzado de la sociedad catalana. A partir de aquel momento, el diario apoyó el cambio democrático, la instauración de la monarquía y el restablecimiento de la Generalitat de Catalunya. El 16 de agosto de 1978 recuperó la antigua denominación de La Vanguardia.


El diario celebró en 1981 su primer centenario con un profundo cambio tecnológico que impulsó el nuevo editor, Javier Godó, que comportó la incorporación de los videoterminales en la redacción y otros departamentos del rotativo. El 19 de abril de 1982 volvió a sacar edición los lunes después de la derogación de la Real Orden de 1924 que obligaba al descanso dominical de las editoriales de prensa. El 30 de junio de 1983, siendo director Lluís Foix, se publicó el último ejemplar con la tipografía realizada en plomo. En octubre de 1989, ya bajo la dirección de Juan Tapia, La Vanguardia presentó un nuevo diseño proyectado por Manhattan Milton Glaser que comportó una nueva alza en las cuotas de mercado en Cataluña y en el resto de España. Aquel cambio se culminó con una nueva rotativa en Offset color.


En marzo del 2000, José Antich sucedió a Juan Tapia en la dirección del diario, en el marco de un relevo generacional que coincidió con la expansión del Grupo Godó. Al mismo tiempo, Alfredo Abián sustituyó como director adjunto a Lluís Foix, que pasó a desempeñar responsabilidades en La Vanguardia Digital. Antich reestructuró la redacción, renovó y amplió la red de corresponsales abriendo nuevas corresponsalía en Pekín, Buenos Aires o La Habana, e introdujo temas semanales de debate entre especialistas de distintas materias. La oferta dominical del diario se incrementó con un suplemento de economía, una guía de clasificados y una remodelación de la revista Dominical. En el año 2002 empezó a publicarse cada miércoles un nuevo suplemento en color denominado Cultura/s. En abril del 2004, La Vanguardia cambió de sede pasando a tres plantas acristaladas del rascacielos donde se concentran la mayoría de publicaciones y empresas del Grupo Godó, en el número 477 de la avenida Diagonal. Parte de los servicios auxiliares del diario se trasladaron al edificio del Poblenou, donde está la planta impresora. Y en otro local de la calle de Pelai se inauguró un punto de atención a los subscriptores y lectores.
Fuente: Wikipedia.