Nuestra tienda de periódicos
antiguos se encuentra en el número 44 de la calle de Joaquín Costa, en el
barrio del Raval de Barcelona. Esta arteria actualmente se caracteriza por
tener una vida social y comercial muy intensa tanto de día como de noche, sobre
todo después de su peatonalización y la apertura de nuevos establecimientos de
ocio y comercio. A la luz del Sol existe una amplia oferta de tiendas
singulares, bares y restaurantes, y bajo las estrellas numerosos locales para
cenar y tomar una copa.
Esta calle, una de las más
importantes del Raval, pese a ubicarse en el corazón del casco antiguo de
Barcelona, tiene una historia relativamente reciente, pues fue abierta en el
año 1819. Por aquél entonces fue bautizada con el nombre de Cuatro Estamentos, referido
a los que integraban el Consejo de Ciento: la nobleza, el clero, la milicia y
la menestralía. Pocos años después pasó a llamarse Rey Alfonso IV, dedicado al
rey apodado “El Benigno” de Aragón, Valencia y Cerdeña, que también fue rey
titular de Córcega y conde de Barcelona. Entonces la calle solo estaba abierta
desde Peu de la Creu hasta Ferlandina, es decir, el tramo que actualmente es más
estrecho.
En 1849 se bautizó como calle de Poniente, denominación debida al
hecho de encontrarse geográficamente más hacia este punto con respecto al resto
de calles de la antigua ciudad amurallada. El tramo comprendido entre la calle
de Ferlandina hasta el final de la muralla que coincidía con la actual ronda de
San Antonio estaba ocupado por huertos. Uno de ellos se caracterizaba por
contener las norias de agua más grandes de todo el barrio, de ahí que
popularmente esta calle fuese también conocida como La Sínia (la Noria). Otra denominación
popular era “el carrer Fernandu dels pobres” porque se comparaba con la calle
de Fernando, donde vivía gente distinguida y acomodada. Para la prolongación
del vial hasta la calle del Carme se procedió al derribo del antiguo convento
de las Capuchinas. Para la apertura del tramo superior, que actualmente es más
ancho, se derribó parte del convento de Santa María de Valldonzella. Eso sucedió
en 1862. Hoy día en la entrada de la calle de Valldonzella se puede apreciar el
portal del monasterio de Nazaret.
La calle de Poniente se
caracterizaba por unas edificaciones de más calidad en relación a las viviendas
de las calles colindantes. Un elemento arquitectónico típico eran las rejas de
hierro situadas encima de las puertas de las escaleras, algunas de las cuales
ostentaba el año de construcción de la finca. Otra característica era el fuerte
carácter comercial con muchas tiendas que ofrecían productos de calidad, de ahí
que fuese muy concurrida. Algunos establecimientos populares fueron la Vaquería
del Cap de Bou, la Herboristería Cal Juleper, la Barbería d’en Jordi, la
Taberna de Cal Jaume, la tienda de cigarros de contrabando (elaborados con hoja
de tabaco y de patatera) conocida como Can Pam i Mig, y la Mercería conocida
como Cal Nanus (donde se vendían caretas para carnavales). En 1846 abrió sus
puertas la Ferretería Vert, en 1860 lo hizo el bar modernista Casa Almirall y
en 1871 la lechería Granja de Gavà.
A nivel social, era una
calle muy revolucionaria, pues a lo largo del siglo XIX fueron numerosas las
barricadas que se levantaban para manifestaciones obreras y protestas por
razones laborales, sociales, políticas y religiosas. Destacó la revuelta de
1823 contra las fuerzas absolutistas y la revuelta contra la celebración del
Rosario de la Aurora en 1868, siendo este segundo acontecimiento el que acuñó
la expresión popular de “acabar como el Rosario de la Aurora”. El refranero
barcelonés decía que “el carrer de Ponent, bon carrer i mala gent”, e incluso era
también popularmente conocida como “calle de las Barricadas”.
Ya en el siglo XX, el 3 de
enero de 1909 se abrió en el número 68 de la calle esquina con Torres Amat el
Centro Aragonés, que desarrollaba actividades culturales similares a las de los
ateneos, excursionismo, labores sociales y obras de beneficencia. Aquel año
coincidió con la Semana Trágica, por lo que esta calle volvió a ser nuevamente
escenario de revueltas y barricadas como era tradición.
El año 1912 fue tristemente
conocido por los desgraciados acontecimientos protagonizados por Enriqueta Martí,
la apodada “vampira de Poniente” secuestradora y asesina de niños que durante
tanto tiempo aterrorizó al vecindario del barrio. En relación con este
personaje existe un artículo publicado en este mismo blog cuyo enlace es http://periodicosregalo.blogspot.com.es/2012/03/hace-ahora-cien-anos-cuando-el-terror.html
En 1914, en la planta baja
del edificio del centro Aragonés se inauguró el teatro Goya, que junto con la
sala de baile La Paloma y otros locales de fiesta situados en las rondas de San
Antonio y de San Pablo convirtieron el barrio en un centro de ocio nocturno.
El 30 de mayo de 1923, a
petición del Centro Aragonés, el Ayuntamiento de Barcelona accedió a cambiar el
nombre de la calle de Poniente por el de Joaquín Costa (Monzón 1846 - Graus 1911).
Político, jurista, economista e historiador aragonés, fue un personaje ilustre muy
importante para la sociedad aragonesa, el
mayor representante del Regeneracionismo, conocido por su lema “Escuela,
despensa y siete llaves para el sepulcro del Cid”.
Durante los años de la II República, la calle de
Joaquín Costa fue la sede de diversas delegaciones de partidos políticos, la
mayoría de izquierdas, obreristas y catalanistas. El 9 de agosto de 1933 abrió
en el número 22 el Centro Gimnástico Barcelonés, entidad deportiva fundada por
iniciativa de un grupo de administrativos, sastres, electricistas, torneros,
albañiles y dependientes de comercio. Alcanzó la cifra de 230 socios y de allí
salieron deportistas que destacaron en atletismo, lucha, gimnasia y montañismo.
Al estallar la Guerra Civil la calle volvió
nuevamente a ser espacio de barricadas con el arranque de los adoquines de la
calzada. El edificio del Centro Aragonés fue ocupado sucesivamente por el Comité
Revolucionario de Servicios Públicos y el Sindicato Único de Espectáculos Públicos.
Bajo el período franquista, esta arteria barcelonesa vivió
una lenta etapa de decadencia y degradación a pesar de la restitución de la
vida social y comercial. En el número 37, justo encima de la Granja de Gavà
cuando todavía era una lechería, nació el escritor Terenci Moix. Durante las décadas
de 1960 y 1970 muchos locales, básicamente antiguos comercios familiares,
fueron cerrando sus puertas y solo sobrevivieron los más emblemáticos.
Llegada de la Democracia, con motivo de la celebración
de los Juegos Olímpicos de 1992, entre las diversas reformas acaecidas en el
barrio del Raval, se procedió a una remodelación de la calle, mediante la
sustitución del adoquinado por conglomerado asfáltico y la renovación de las
aceras laterales. Asimismo, diversos edificios fueron rehabilitando sus
fachadas dentro de la campaña “Barcelona posa’t guapa” contribuyendo a eliminar
la imagen gris de antaño. Sin embargo, todavía existía el problema de la
prostitución callejera que contribuía a ofrecer una imagen degradada
especialmente por el tipo de clientela. A finales de la década de 1990 y
durante la primera década del nuevo siglo XXI el fenómeno de la inmigración trajo
una nueva clase de vecinos que han otorgado tanto al barrio en general como a esta
calle en particular un aire cosmopolita y multicultural. La comunidad filipina
y paquistaní es la más numerosa, y su presencia ha significado la apertura de
nuevos comercios alimentarios, bazares, colmados y restaurantes especializados
en comida típica de sus países.
Finalmente, con el propósito de recuperar la calle
como eje comercial y de ocio el Ayuntamiento de Barcelona procedió a su reforma
y peatonalización, renovando el mobiliario urbano (iluminación, papeleras) y la
red de alcantarillado así como la incorporación de contenedores fijos de
recogida neumática, bancos y árboles. Asimismo se estimuló la apertura de
nuevos comercios y locales de ocio que han otorgado una destacada vida social tanto
de día como de noche. La fiesta de inauguración se celebró el 26 de febrero de
2011. Actualmente, os podemos confirmar que es una de las calles más interesantes
del Raval para visitar, no solo porque se ubica nuestra tienda de periódicos
antiguos (parada imprescindible) sino porque ofrece muchos atractivos que
invitan al paseo ciudadano. En la próxima entrada os hablaremos de los locales
de interés más recomendables.