La prensa de barrio en Barcelona surgió como un medio práctico para difundir a la población las campañas y los idearios de las asociaciones y entidades que las fundaron con el propósito de crear una conciencia social y un movimiento solidario. La eclosión de estos movimientos fue una consecuencia y una reacción ante la crisis urbana que se vivía incluso a nivel nacional, expresada como una corriente sociocultural, ciudadana e incluso política avanzada que intentaba la transformación de una sociedad en crisis cuya resolución de todos los problemas solo podía pasar por el cambio hacia un régimen democrático que parecía avecinarse. El principal factor que originó estos movimientos fue la reacción ante las actuaciones urbanísticas aplicadas que se derivaban del Plan Comarcal de 1953, que generaron una serie de conflictos provocados por las expropiaciones de viviendas, desplazamientos forzados de población, situaciones catastróficas o peligrosas y la insuficiencia de equipamientos.
Aunque existieron claros antecedentes en los años sesenta, fue en la década de los años setenta cuando se produjo el apogeo y la máxima expansión de la prensa de barrios en Barcelona, a la vez que prácticamente tomó la forma y el estilo moderno que nos ha llegado hasta hoy. Por un lado hubo una producción desarrollada a través de las asociaciones vecinales, y por otro las ediciones de sectores sociales más avanzados políticamente que aprovecharon la mayor permisividad ofrecida por la Ley de Asociaciones de 1964 para dotarse de una plataforma legal de actuación. Las comisiones de barrio habían sido impulsadas principalmente por la organización marxista escindida del PSUC llamada Bandera Roja y por organizaciones católicas independientes. Paralelamente, actuaban diversos núcleos clandestinos que luego pasarían a formar legalmente asociaciones vecinales. El lenguaje críptico que tanto caracterizaba a las publicaciones oficiales fue definitivamente sustituido en esta década por otro lenguaje más comprensivo y cercano a los vecinos, cuyo contenido se centraba en la problemática de los barrios. Revistas como Asociación de Vecinos del S.O. del Besós (de 1962), Quatre Cantons (primera época de 1963 a 1967 de la parroquia de Santa Maria del Taulat), Carrilet (del 1967, del Centre Social Almeda, en Cornellà), La voz del barrio (de 1967, del Centro Social La Florida, en l’Hospitalet de Llobregat) y Besòs (de 1969, de l’Associació d’exalumnes del Sagrat Cor, en Sant Adrià de Besòs) fueron precursores de los boletines que se crearían en la próxima década, algunos de ellos clandestinos y contraculturales.
En 1970 únicamente salió a la luz la revista Butlletí, editada por la Asociación de Vecinos del Barrio de San Antonio. La difusión era uno de los principales problemas de la prensa de barrio, pues solo si reunían la condición sine quanon de “revista” se podían vender legalmente en los quioscos de prensa. Sin embargo, a menudo se desafiaba la ley y muchos quiosqueros sensibilizados por las luchas vecinales y los movimientos sociales se arriesgaron a difundir estas publicaciones bajo la amenaza de una continua persecución por parte de las autoridades.
El año 1971 supuso un notable impulso de la prensa de barrio con respecto al periodo anterior, incluso el asentamiento definitivo de un nuevo lenguaje. Ello coincidió con la formación de las primeras juntas vecinales que empezaron a ver la necesidad de comunicarse con los socios. Así, nacieron los boletines Barrio (Asociación de Vecinos de la Barceloneta), Hoja Informativa (Asociación de Vecinos del Carmelo), El Carmelo (Asociación de Vecinos del Carmelo), Boletín Informativo de la Asociación de Vecinos (Asociación de Vecinos Viviendas del Congreso Eucarístico-Can Ros), Nueve Barrios (Asociación de Vecinos del sector Vallbona-Torre Baró-Trinidad), La Sagrera (Asociación de Vecinos de La Sagrera) y Ciudad Meridiana (separata de la revista 9 barrios). Todas estas publicaciones eran ediciones muy sencillas, formadas por uno o dos folios, dobladas o desplegadas e impresas con ciclostil.
En 1972 esa proliferación disminuyó aunque la calidad de la redacción y la impresión mejoraron gracias a la formación de vocalías de boletines dedicadas a esta clase de publicaciones. Las nuevas revistas se caracterizaron por denominarse igual que el barrio al cual representaban. En ese año salieron a la luz Vallbona (separata de la revista 9 Barrios), Guineueta-Canyelles (separata de la revista 9 Barrios), Verdum-Roquetes (separata de la revista 9 Barrios) Butlletí de l’Asociació de Veïns (Centre Social de Sants) y Parque Valle Hebrón (Agrupación de vecinos y comerciantes del Parque Valle Hebrón).
La confluencia de una serie de factores tanto a nivel de Barcelona como a nivel español que posibilitaron una nueva organización vecinal más madura y politizada se dio en 1973. A partir de este momento, las asociaciones y entidades vecinales encabezaron un potente movimiento reivindicativo ligado a la reclamación de un régimen político democrático. En aquél año aparecieron numerosos boletines, siguiendo el mismo camino tomado por las anteriores mediante la creación de una vocalía de publicaciones. La periodicidad de las publicaciones era irregular, generalmente mensual, bimensual o trimestral, que a efectos prácticos no siempre era posible cumplir por razones técnicas, económicas o de gestión. Aparecieron las revistas Cobasa (Centre Social Besòs), Maresme (Associació de Veïns del Maresme), Full Informatiu (Associació de Veïns del Maresme), Asociación de Vecinos del Grupo La Paz (Associació de Veïns del Grup La Pau), Les Corts (Associació de Veïns de Les Corts), Guinardó (Associació de Veïns Joan Maragall) Trinidad Vieja (separata de la revista 9 Barrios), Quatre Cantons (Parròquia de Santa Maria del Taulat), Poble Nou (Associació de Veïns del Poble Nou), Poble Sec (Parròquia de Sant Pere Claver), Butlletí Associació de Veïns Sagrada Família (Associació de Veïns de la Sagrada Família), Sant Andreu (Associació de Veïns de Sant Andreu) y Los vecinos (Asociación de Vecinos de Nuestra Señora del Port).
En 1974 se intensificaron los movimientos reivindicativos en Barcelona. La capacidad de desarrollar reivindicaciones e iniciativas globales dio prestigio y fuerza a los movimientos asociativos vecinales. Aquél año la revisión del Plan Comarcal y la situación política del país fueron dos grandes caballos de batalla. Los boletines de barrio desarrollaron una importante función informativa a pesar de la modestia y la calidad de las ediciones. La edición de ejemplares oscilaba entre los 500 y los 5000 en función del grado de importancia del tema. En ese año aparecieron las revistas El Bon Pastor (Asociación de Cabezas de Familia del Buen Pastor), Magòria (Cooperativa Magòria), Vila de Gràcia (Associació de Veïns de Gràcia), Horta (Associació de Veïns del Barri d’Horta), Prosperitat (separata de la revista 9 Barrios), Poble Sec (Associació de Veïns del Poble Sec) y Sarrià (Associació de Veïns de Sarrià).
El año 1975 fue especial por el final del régimen franquista y la incertidumbre que generó momentáneamente el futuro. Salieron a la luz los boletines Quart de Casa (Associació de Veïns de la Barceloneta), La Mina (Asociación de Vecinos Polígono La Mina), Clot-Camp de l’Arpa (Associació de Veïns del Clot-Camp de l’Arpa), Butlletí de l’A.V. Poble Nou (separata de la revista Quatre Cantons), Districte Vè (Associació de Veïns del Districte Vè), A.V. Badal-Brasil i adjacents, Coll-Vallcarca (Associació de Veïns Coll-Vallcarca) y Nuestra Voz (Asociación de Vecinos del Turó de la Peira-Vilapiscina-Ramón Albó). En algunos casos muy puntuales algunas publicaciones tenían suscriptores, otras basaban su contenido mediante cómics y dibujos mientras que otras decidían su contenido por votación mediante un método asambleario.
En 1976 se intensificaron las campañas ciudadanas relacionadas con la amnistía, el Estatut y los ayuntamientos democráticos. Las revistas de barrio tuvieron un importante papel como portavoces de campañas populares y como únicos altavoces de los problemas planteados por los vecinos. Igualmente, desde el punto de vista satírico, alcaldes como Massó y Viola fueron objeto de caricatura en las portadas de varias publicaciones.
Salieron a la luz varios boletines, igualando el récord alcanzado en 1973 como una reacción al final del régimen franquista y al crecimiento de las luchas vecinales, y también gracias a la legalización de las asociaciones de vecinos con la llegada del nuevo alcalde Josep Maria Socías. Así, surgieron las revistas Nuestro Barrio (Asociación de Vecinos Besòs-Sant Adrià), Hablan los mudos (redacción asamblearia de los barrios del Besòs), Tu padre (redacción asamblearia de los barrios del Besòs), Casc Antic (Associació de Veïns del Casc Antic), Fent Barri (Associació de Veïns Mossèn Cinto Verdaguer-Eixample Dreta), La veu de l’Esquerra (Associació de Veïns de l’Esquerra de l’Eixample), Xarxa (Associació de Veïns de Navas), Barri de Sant Antoni (Associació de Veïns del Barri de Sant Antoni), El Tramvia Blau (Associació de Veïns de Sant Gervasi de Cassoles), La Xemeneia (Associació de Veïns de Sants-Sol de Baix), Pueblo de Sant Genís (Asociación de Vecinos de Sant Genís y el Lladoner), Montbau (Asociación de Vecinos de Montbau) y Verneda Unida (Asociación de Vecinos de la Verneda Alta).
Llegados a 1977 el movimiento asociativo vecinal se había convertido en una pieza clave en la coordinación y representación de las entidades y grupos que defendían la democracia y en parte decisoria fundamental para la vida pública y política de la ciudad. Casi todas las revistas se imprimían en Offset, e incluso la mayoría pasó a enviarse por correspondencia a los socios de asociaciones y entidades vecinales. En aquél año llegaron a censarse en Barcelona un total de 39 boletines de barrio, una cifra que no se correspondía a la gran cantidad de publicaciones aparecidas hasta el momento. Ello se explica a que algunas de ellas tuvieron una vida limitada. La tirada mensual global era aproximadamente de unos 26000 ejemplares, de los cuales alrededor del 38% estaban escritos en lengua catalana. Como novedades aparecieron las revistas Fanal del Casc Antic (Associació de Veïns del Casc Antic), Portaveu Barri Gòtic (Associació de Veïns del Barri Gòtic), Gent i Barri (Associació de Veïns de Magòria), Circular (Associació de Veïns de Fort Pienc) y Can Baró (Associació de Veïns de Can Baró).
El año 1978 marcó el inicio de un cierto declive no tanto por decadencia o desinterés sino porque casi todas las barriadas, asociaciones y entidades vecinales disponían de su propia publicación. Sin embargo, los contenidos de los boletines empezaron a cambiar en función del contexto histórico con el objetivo de desempeñar un papel adaptado a los nuevos tiempos y a una sociedad democrática. Así, además de las típicas reivindicaciones vecinales, se introdujeron nuevas secciones destinadas a informar sobre fiestas, cultura, historia, artículos de opinión y entrevistas a personajes destacados, entre otras. Solo salieron a la luz las revistas Boletín Informativo (Associació de Veïns de Fort Pienc), Veïnat (Associació de Veïns de La Salut), Vallvidrera (Associació de Veïns de Vallvidrera) y Barrio (Asociación de Vecinos de Sant Martí de Provençals).
Los años 1979 y 1980 fueron una continuación de la línea marcada en 1978, con la aparición de boletines de mayor calidad de impresión y un contenido más variado y comercial no centrado únicamente en reivindicaciones. Este tipo de publicaciones son las que marcarían el estilo a tomar en consideración durante las próximas décadas hasta llegar a nuestros días. En 1979 aparecieron las revistas La Rambla (La Rambla Universidad Popular), Barri Vell (Associació de Veïns del Casc Antic), Parla Barri Gòtic (Associació de Veïns del Barri Gòtic), La Farinera (Ateneu Popular La Farinera), A.V. del Parc (Associació de Veïns del Parc), Carrer Gran (revista independiente), El Badall (revista independiente), Hortavui (revista independiente) y Poble Nou (Associació de Veïns del Poble Nou). En 1980 salieron los primeros números de las revistas L’Estació (Associació de Veïns del Clot-Camp de l’Arpa), Butlletí Associació de Veïns Les Corts (Associació de Veïns de Les Corts), Fem Barri (Associació de Veïns Mossèn Cinto Verdaguer-Eixample Dreta), Full informatiu de l’Associació de Veïns Vila de Gràcia (Associació de Veïns de la Vila de Gràcia), Gràcia (Associació de Veïns de la Vila de Gràcia), Sant Andreu de Cap a Peus (Associació de Veïns de Sant Andreu) y Torre Llobeta. Butlletí de l’Associació de Veïns (Associació de Veïns de Torre Llobeta). Destacar que una parte importante de estos boletines sirvieron para sustituir a publicaciones más antiguas ya extinguidas, aunque su función como portavoces de las asociaciones y entidades que las editaban siempre se mantuvo.