La historia es lo que realmente nos mueve, siendo la base principal de esa motivación y entusiasmo que nos anima a trabajar diariamente al servicio de las personas, nuestro valor más preciado y quienes dan sentido a la existencia de este negocio tan singular y casi único en toda España.
Y la historia nos mueve principalmente por dos motivos: porque el hecho de disponer de tanta prensa antigua recuperada, clasificada y almacenada significa conservar un gran compendio de más de cien años de historia del mundo; y porque la clientela, al comprarnos un periódico o una revista, en realidad recupera una porción de la memoria histórica de la persona a quien le van a obsequiar con este regalo, a su vez antigüedad única e irrepetible.
Con la voluntad de dar continuidad a esa recuperación de la memoria histórica pero más allá de nuestra clientela, nos aventuramos por medio del presente blog a difundir a través de la prensa antigua la historia del Raval, lugar donde se halla nuestra tienda de Barcelona. El resultado será una serie de publicaciones en las cuales se transcribirán artículos históricos de este barrio publicados en periódicos y revistas, y que fueron el fruto de la fascinación que provocaban sus calles, sus locales, sus monumentos y sus gentes, sobretodo en su época dorada cuando era conocido popularmente como Barrio Chino. Quien a partir de ahora se decida a seguirnos y a leernos, le aseguramos que muy pronto cambiará su visión que hasta ahora ha tenido del Raval.
Aunque en la actualidad se ha vuelto a generalizar el nombre oficial de Raval, la denominación de Barrio Chino sigue todavía muy vigente en el vox populi. Su origen se remonta en los años veinte del pasado siglo, siendo el responsable de acuñar el término para designar el entonces Distrito V el periodista y dramaturgo catalán Francisco Madrid en el número 1 del semanario "El Escándalo" fechado en octubre de 1925. En su primer artículo de una serie titulada "Los bajos fondos de Barcelona", haciendo referencia a la taberna de La Mina escribió que "La Mina es la gran taberna del barrio chino. Porque el distrito quinto, como Nueva York, como Buenos Aires, como Moscú, tiene su barrio chino". Un año después, en 1926 esta serie de artículos fueron recopilados y publicados en un libro bajo el título de "Sangre en Atarazanas", editado por Ediciones de la Flecha.
El término "barrio chino" procede en realidad de una traducción del inglés de la palabra "Chinatown", expresión usada en aquellas ciudades de los Estados Unidos de Norteamérica para designar los barrios en los que residen una gran cantidad de población de origen o asiático. En sus inicios estas zonas urbanas se caracterizaban por ser marginales, constituyendo los bajos fondos de la ciudad. De ahí que se estableciese una comparativa y se optara por bautizar al Raval o Distrito V como un "barrio chino" barcelonés. Sin embargo, en el caso de Barcelona nunca estuvo habitado por chinos aunque sí se conoce la existencia de una pequeña comunidad dedicada a la venta de joyas y collares por la Rambla y que ellos mismos fabricaban. Respecto a esto el mismo Francisco Madrid años más tarde en una serie de reportajes publicados en el periódico "La Voz de Madrid" en 1934 reivindicó nuevamente la autoria del término "barrio chino" tras haber visto a comerciantes ambulantes de origen chino vendiendo sus mercancías en la calle del Arco del Teatro.
Sin embargo, también existen escépticos en cuanto a la autoría del nombre. Así, por ejemplo, el cronista de Barcelona Andreu Avel·lí Artís Tomàs, más conocido como Sempronio, escribió que el nombre surgió durante los años veinte del pasado siglo cuando el gobernador civil Joaquín León Milans del Bosch, cansado de los numerosos incidentes registrados en aquél barrio de Barcelona, a menudo escenario de las luchas entre anarquistas y pistoleros de la patronal, exclamó: "¡Estoy harto de eso del Distrito Quinto! Inventen otro nombre... Déjense de distritos. Inventen por ejemplo, Barrio Chino". De haberlo hecho antes que Francisco Madrid, debió ser como mínimo en 1924, año en que fue designado gobernador civil de Barcelona, o en 1925 antes del mes de octubre cuando apareció el artículo en la revista "El Escándalo".
Otro escéptico es el periodista y crítico de arte Àngel Marsà i Beca, a quien se lo atribuye al escritor madrileño Miguel Toledano de Escalante, el cual solía firmar con el pseudónimo de Manuel Gil de Oto. En una obra suya escrita en 1924 titulada "Los enemigos de América. Los yanquis vistos de prisa por un trotamundo madrileño" resultado de sus vivencias de un viaje que hizo a los Estados Unidos de Norteamérica, contiene un capítulo titulado "Chinatown" donde hace referencia a los barrios chinos de las ciudades estadounidenses. Prosigue el señor Marsà asegurando que entonces Francisco Madrid copió ese nombre, o al menos lo tomó como referencia, y luego decidió atribuirse la autoría de dicho término.
Aunque generalmente al referirse al Barrio Chino se toma como referencia a todo el Raval, en realidad inicialmente el sector conocido con esta denominación era la barriada de Atarazanas, delimitada por la calle del Portal de Santa Madrona, la calle del Marqués del Duero (actual avenida del Paral·lel), la calle del Conde del Asalto (actual Nou de la Rambla) y la Rambla. Posteriormente el término se extendió a todo el llamado oficialmente Distrito V, es decir, la zona oeste del casco antiguo de Barcelona, delimitada por la Rambla, la calle del Portal de santa Madrona, el Paralelo, las rondas de San Pablo y de San Antonio y la calle de Pelayo (actual Pelai). Finalmente, merece la pena también puntualizar que en lengua catalana nunca se ha dicho "Barri Xinès" que sería la traducción correcta y literal de barrio chino, sino que siempre se ha usado la expresión "Barri Xino" propia del catalán barcelonés.