La noche del jueves 9 al viernes 10 de noviembre de 1989, 28 años después de su construcción, cayó el Muro de Berlín. Su apertura fue consecuencia de las exigencias de libertad de circulación en la RDA y las evasiones constantes hacia las embajadas de capitales de países del Pacto de Praga y Varsovia y por la frontera entre Hungría y Austria, que impuso menos restricciones desde el 23 de agosto anterior. En septiembre, más de 13.000 alemanes orientales emigraron hacia Hungría. Poco después comenzaron manifestaciones masivas en contra del gobierno de la RDA cuyo líder, Erich Honecker, renunció el 18 de octubre anterior, siendo reemplazado días más tarde por Egon Krenz.
El Muro de Berlín había sido parte de la frontera interalemana desde el 13 de agosto de 1961 y separaba la zona de la ciudad berlinesa bajo control de la RFA, Berlín Oeste, de la capital de la RDA entre esos años. Berlín Oeste o Berlín Occidental era un enclave perteneciente al espacio económico de la RFA en medio del territorio de la RDA y, legalmente, no formaba parte de la RFA.
El Bloque del Este dominado por los soviéticos sostenía que el muro fue levantado para proteger a su población de elementos que conspiraban para evitar la voluntad popular de construir un estado socialista en la RDA. En la práctica, el muro sirvió para impedir la emigración masiva que marcó a la RDA y al bloque comunista después de la Segunda Guerra Mundial. Un muro de 45 kilómetros dividía la ciudad de Berlín en dos, mientras que otros 115 kilómetros rodeaban su parte oeste separándola de la RDA. Fue uno de los símbolos más conocidos de la Guerra Fría y de la separación de Alemania.