El 1 de noviembre de 1993 falleció en Madrid el bioquímico y biólogo molecular Severo Ochoa de Albornoz. Nacido en Luarca (Asturias) el 24 de septiembre de 1905, se inició a la biología a raíz de sus lecturas de las publicaciones de Santiago Ramón y Cajal. Estudió medicina en la Universidad Complutense de Madrid licenciándose en 1929. Como profesor ayudante de Juan Negrín en la citada universidad, obtuvo varias becas para ampliar sus estudios en las universidades de Glasgow, Berlín y Londres, así como en Heidelberg, en el Instituto Kaiser Wilhelm para la Investigación Médica. Durante este periodo trabajó en la bioquímica y la fisiología del músculo bajo la dirección del profesor Otto Meyerhof, cuya influencia fue decisiva en su futura carrera científica.
Entre 1931 y 1935 ejerció como profesor ayudante de fisiología y bioquímica de la Facultad de Medicina de Madrid, cargo que ocupa hasta 1935. En 1941 emigró a EE.UU. y empezó a trabajar en el Departamento de Farmacología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, en Saint Louis. En 1942 pasó a trabajar en la Universidad de Nueva York como investigador asociado en la Facultad de Medicina. Fue profesor asistente de bioquímica en 1945, profesor y director del Departamento de Farmacología de dicha facultad desde 1946 hasta 1954, y profesor de bioquímica y jefe del Departamento de Bioquímica desde 1954 hasta su jubilación. En 1959 obtuvo el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, compartido con el bioquímico Arthur Kornberg, por sus descubrimientos sobre el mecanismo de la síntesis biológica del ácido ribonucleico (ARN) y del ácido desoxirribonucleico (ADN).
En 1971 fue nombrado director del Laboratorio de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid y en 1985 se trasladó definitivamente a España. Durante los años ochenta dirigió simultáneamente dos grupos de investigación sobre biosíntesis de proteínas, uno en el Instituto de Biología Molecular de Madrid y otro en el Roche Institute of Molecular Biology de Nueva Jersey. Desde 1981, ejerció como presidente del jurado del Premio Príncipe de Asturias de Ciencias. A partir de 1986 se dedicó principalmente a dar conferencias, a atender a los medios de comunicación y a tratar con los estudiantes del Centro de Biología Molecular de Madrid. En 1993 presentó en Madrid su biografía titulada "La emoción de descubrir".