Manuel Milà de la Roca pronto cedió la dirección del periódico a Lluís Maria Llauder, nuevo propietario y director del diario hasta su muerte en el año 1904. Desde entonces un grupo de accionistas, formado por sacerdotes, alta y media nobleza española, propietarios, comerciantes e industriales, crearon una empresa editora con el nombre de Fomento de Prensa Tradicionalista S.A.
Un año antes de la aparición del periódico deportivo El Mundo Deportivo, El Correo Catalán puso en marcha en 1905 la primera página deportiva en un diario general. Se crearon también nuevas secciones sobre literatura y agricultura.
A partir del año 1912, adherido a Solidaritat Catalana, continuó manteniendo su tendencia carlista e inició una etapa bilingüe en la que había escritos en catalán y en castellano.
En el inicio de la Guerra Civil, el 20 de julio de 1936, se dejó de publicar y fue incautado por el Paritdo Obrero de Unificación Marxista (POUM) para editar su órgano “La Batalla”. Su director, Joan Soler i Janer, se vio obligado a dejar la dirección después de haberlo hecho durante varios años. De los dieciocho diarios existentes en la ciudad e Barcelona el día 19 de julio de 1936, solo pudieron reaparecer cuatro. Los talleres y redacción fueron asaltados y quemados.
El Correo Catalán trajo espontáneamente un número al día siguiente de la caída de Barcelona, y reapareció el 14 de febrero de 1939.
A finales de los años cincuenta entró en la empresa editora un grupo de accionistas vinculados a la burguesía catalana. Es la época de Andreu Rosselló y Manuel Ibáñez Escofet, con quienes el diario efectuó un rumbo hacia el catalanismo moderado y democrático entre los años 1958 y 1963.
A partir del año 1964 adoptó un carácter "aperturista" y "comarcalista", llegando a superar los 100.000 ejemplares, y renovó su formato con suplementos gráficos a todo color que salían los domingos. En 1965 se convirtió en uno de los diarios predilectos de la oposición franquista y llegando a ser el segundo más importante de Cataluña, por detrás de La Vanguardia Española y por delante de El Noticiero Universal. Ibáñez Escofet dejó el diario en 1968. En aquellos años llegó a editarse algún que otro articulo en catalán, concretamente en los suplementos dominicales en color que incluían fascículos coleccionables de temas varios.
En 1974 el consejo de administración cambió. Según datos de la Oficina de Justificación y Difusión en sólo tres años bajaron los ejemplares de 67.000 a 38.000, entrando en una profunda crisis económica en 1982. En noviembre de 1985, la huelga de empleados motivada por el impago de las nóminas precipitó la desaparición definitiva del periódico.