Tele/eXpres fue un diario independiente vespertino aparecido en Barcelona la tarde del 16 de septiembre del 1964, editado en castellano. Fue el primer diario de iniciativa privada editado después de la Guerra Civil española que rompía la gris monotonía de una prensa sometida a la censura del franquismo. Aquel nuevo diario incorporaba como novedad el color, con el azul del logotipo, el rojo de los filetes y el uso masivo del negativo. Ideado a semejanza del popular France Soir, Tele/eXpres fue el primero en presentarse en formato sábana, por sus enormes dimensiones. Aprovechando las expectativas despertadas por la Ley de Prensa aprobada por el ministro Manuel Fraga Iribarne, se autorizó el nuevo periódico gracias a las buenas relaciones de su propietario, el banquero e industrial originario de Manlleu Jaume Castell Lastortras, con el régimen, especialmente con el yerno del dictador, el marqués de Villaverde, con quien acudía a cazar a África. Principal accionista del Banco de Madrid, del Banco Catalán de Desarrollo, de la industria alimentaria La Piara y de la cinematográfica Cinesa, tenía además intereses en la industria química y en el emergente sector turístico. Los otros miembros del grupo fueron Carles Sintiera, Federico Gallo y Andreu-Avel·lí Artís “Sempronio”. A diferencia de otros periódicos, se editaba todos los días, lunes incluido cuando otras editoriales de prensa cumplían el Real Decreto que las obligaba al descanso dominical.
Empezó con un cierto carácter sensacionalista, motivo por el cual siempre tuvo problemas con la censura franquista y provocó recelo entre los otros diarios de Barcelona. Pero tenía prestigio por la heterogeneidad de la redacción (Federico Gallo, Manuel del Arco, Pascual Maisterra, Josep Pernau, Juan Segura Palomares, Jaume Miravitlles o Josep Maria Lladó).
Entre 1964 y 1966 el director fue Andreu Avel-lí Artis “Sempronio”, que no tenía nada que ver con el franquismo y que entroncaba con la tradición del periodismo republicano. Formó una redacción con periodistas del sistema, como el televisivo Federico Gallo, el censor Pasqual Maisterra o el policía Rómulo Horcajada, y jóvenes antifranquistas como Pere Oriol Costa, Mateo Madridejos, Darío Vidal o Ricardo Mazo, que formarían el núcleo del diario. Se rodeó también de antiguos colegas, algunos llegados del exilio, como Jaume Miravitlles, Josep Maria Lladó o su primo Avel•lí Artís-Gener “Tísner”. Muy pronto, sin embargo, se pondría en evidencia que el régimen no podía soportar ni una bocanada de aire fresco. Un artículo crítico con monseñor del Pino, obispo de Lleida y confesor de Carmen Polo de Franco, le costó el puesto al director en 1966. Fraga puso a Castell contra las cuerdas de sus intereses cinematográficos: o destituía al director o la película Campanadas a medianoche, de Orson Welles, producida por Cinesa, no representaría a España en el Festival de Cine de Cannes.
Ignacio Agustí asumió la dirección, pero un artículo suyo en el que calificaba de bonzos incordiantes a los curas que se habían manifestado contra las torturas de la policía puso al diario frente a su propio público y Castell echó mano de Carlos Sentís, asistido en la subdirección por Manuel del Arco. Pero el banquero ya se había percatado de que hacer periódicos no era tan sencillo y en 1968 vendió al conde de Godó, propietario de La Vanguardia, la mitad del diario.
La nueva propiedad dio un giro espectacular a Tele/eXpres, nombrando director a Manuel Ibáñez Escofet, el cual dio al diario su etapa más brillante entre 1968 y 1975. Nombró subdirector a Pere O. Costa y se apoyó en el sector más joven con incorporaciones como Joan de Sagarra, Terenci Moix, Manuel Vázquez Montalbán, Ramon Barnils, Montserrat Roig o Jaume Perich, imprimiendo así a la publicación un aire rompedor que se convirtió en un referente en aquella ansiosa Barcelona, culta, politizada y divertida, de finales de la década de los sesenta y los setenta. El tono informativo riguroso se alternaba con una opinión desenfadada y provocativa, lo que fidelizó un público ávido de modernidad. A medida que se acercaba el fin de la dictadura, la agobiante presión del franquismo sobre el diario y la propiedad se acentuó. Navegando con astucia, Ibáñez fue superando escollos hasta el verano de 1975, cuando un artículo del redactor Josep Maria Huertas Clavería sobre los burdeles de Barcelona dio con éste en la cárcel. Apasionado, el corazón del director se resintió poco después y fue sustituido por Pere Oriol Costa en 1976. Desde el 1975 publicaba semanalmente una o dos páginas culturales en catalán. Otros colaboradores fueron Pedro Madueño, Txerra Cirbián y el fotógrafo Kim Manresa.
La muerte del dictador significó el inicio de una nueva etapa para el país y, por supuesto, para el periodismo. Asumir la nueva situación no fue fácil y Tele/eXpres fue adquirido en 1977 por el peculiar grupo de Sebastià Auger. A pesar de los esfuerzos de sus redactores dirigidos por César Molinero, Miguel Á. Bastenier y Tristán La Rosa, la precaria situación económica del grupo determinó su desaparición en 1980.
Fuentes:http://es.wikipedia.org/wiki/Tele/eXpr%C3%A9s
http://www.upf.edu/depeca/depeca/mvm/diaris/telexp.htm
http://www.ub.edu/dphc/salasprat.htm
http://www.dariovidal.com/index.php?option=Tele-eXpres