El 27 de octubre de 1968 salió en los quioscos el primer número de este periódico destinado especialmente al público femenino, bastante avanzado a su tiempo. Su creador fue Víctor Sagi Vallmitjana, experto en publicaciones femeninas como'' Ilustración Femenina'', una revista que fue la principal predecesora de este periódico. Utilizaba la técnica del huecograbado para proporcionarle una mejor calidad de reproducción de imágenes. Este diario se caracterizó por ser muy crítico con los temas habituales de las publicaciones para mujeres. Diariamente anunciaba los reportajes que venían al día siguiente y tenía un tratamiento nada acomodaticio. Incluso, era en buena parte fue un diario feminista por quienes colaboraban, pues buena parte de su redacción formada por mujeres, algo extraordinario en su época si se tiene en cuenta que en ese momento las mujeres sólo representaban el 12% del sector: María Eugenia Ibáñez, Lidia Falcón, Marina Moreno, Carmen Alcalde, Eliseo Bayo, Miguel Ángel Bastenier, Teresa Rubio, José Moya-Angeler y Santiago Vilanova, entre otros. Con firmas como Enrique Rubio, Maria Aurèlia Capmany, Eva Forest, Susana March y Anna Maria Matute. Para la fotografía Sagi disponía de Oriol Maspons y Julià Peiró.
Aparte de las secciones de actualidad tradicionales en la mayor parte de los diarios había un a serie de secciones que se repetían con bastante asiduidad: "Nuestro canal", "Actualidad internacional", "Actualidad local", "Moda", "Reportajes", "Sucesos", "Salud", "Juventud y Deportes", "Vida social y Problemas de la infancia", "Cocina", "Programación" y "Cartelera de Espectáculos".
El primer equipo de dirección estaba formado por Jaime Arias (director), Josep Pernau (subdirector) e Isabel Cajilde (redactora jefe). Su redacción se ubicaba en Madrid y en Barcelona. Jaime Arias asumió el reto de la dirección después de haber estado trabajando en importantes publicaciones como la Agencia Mencheta, El Noticiero Universal, ABC, Paramount Films, Hola, Gaceta Ilustrada o La Vanguardia. A parte de ser periodista había ejercido como publicista y relaciones públicas, y por este hecho tenía buenas relaciones con las autoridades oficiales y con las élites artísticas y culturales de la época. En Paramount Films había ejercido de embajador de estrellas de Hollywood como Sofía Loren o Ava Gardner. Es precisamente por todo este bagaje que se vio en Jaime Arias la persona adecuada para dirigir este periódico. Con esta figura al frente, además de elegir una persona de confianza, no despertaría ninguna suspicacia y, en caso de recibir algún expediente sancionador, no habría consecuencias muy graves.
Víctor Sagi Vallmitjana tenía la autoridad como editor del diario de elegir al director según marcaba la Ley de Prensa de 1966, pero todavía era necesario pasar por el filtro ejercido del Ministerio de Información y Turismo de Manuel Fraga Iribarne. Como experimentado publicista, siempre buscó aquellos productos destinados a la mujer, viendo a esta como alguien capaz de decantar la balanza para comprar un producto o no. De esta manera, nació su intención por buscar diferentes vías de conexión con la audiencia femenina. El público potencial femenino se estimó en 16,75 millones de mujeres, lo que representaba el 70% de las mujeres de España.
Jaime Arias contaba a su lado con la experiencia de Josep Pernau como subdirector, con gran experiencia en Tele/EXpres y, sobre todo, en El Correo Catalán. La encargada de la delegación en Madrid, situada en el número 66 de la calle de Bermúdez, fue Isabel Cajide, quien había dirigido la revista Artes. El mismo Jaime Arias se encargó de llevar a las páginas literarias y de opinión una importante representación del feminismo español, como las colaboradoras antes citadas.
La clara vertiente feminista de Diario Femenino trajo más de un quebradero de cabeza. El diario combinaba la ramplonería con la audacia de algunos de sus reportajes. Este hecho, a pesar de ser una buena vía de escape, no impidió la sanción por un reportaje/encuesta sobre el divorcio bajo el título genérico «Debates en la Redacción". El artículo, publicado el 24 de noviembre 1968 ponía en cuestión la necesidad de una ley del divorcio, y en aquellos tiempos poner en duda una institución sagrada como el matrimonio era considerado un delito. Básicamente se proponía formular si se estaba a favor o en contra del divorcio. Los resultados favorables para una nueva ley propiciaron un artículo de Carmen Alcalde, reconocida feminista.
El 1 de julio de 1969 el periódico publicó la resolución de la Dirección General de Prensa en contra de la publicación de reportajes y encuestas sobre el divorcio, según decía el expediente instruido en contra del director Jaume Arias. Dicho expediente se resolvió con una infracción leve de sólo 2.500 pesetas, una cantidad insignificante teniendo en cuenta que el importe de las multas rondaba habitualmente entre las 50.000 o las 250.000 pesetas. Como consecuencia Carmen Alcalde tuvo que abandonar la redacción del diario, hecho que provocó un movimiento de solidaridad por parte de sus compañeras que presentaron la dimisión. La cabecera siempre buscaba el equilibrio entre lo feminista y femenino, pues el diario no era sólo destinado a la mujer, sino a un público mucho más amplio. Por esta razón, era muy normal encontrar artículos muestra del clasicismo de la dictadura.
Una serie de cambios al frente de La Vanguardia llevaron a Jaime Arias a ocupar el puesto de cronista especializado en temas europeos. Con su marcha, el 2 de octubre de 1969 el diario pasó a ser dirigido por Ángeles Masó que trabajaba como especialista en temas médicos. Su nombramiento supuso un hecho histórico, pues fue la primera mujer nombrada directora de un diario desde el final de la Guerra Civil. Dirigió el diario durante dos años y reorientó la cabecera hacia los contenidos más típicos de la prensa rosa. Sin embargo, una oferta de La Vanguardia para cubrir las páginas de cine la llevó a abandonar la dirección en abril de 1971. La dirección pasó entonces a manos de Ramón Solanes, un periodista con mucho recorrido que tuvo a favor su buena relación con el delegado del Ministerio de Información y Tursimo en Barcelona.
Con el cierre del registro para crear nuevas empresas periodísticas, Sebastián Auger decidió comprar el periódico. El anterior editor había puesto el periódico en venta debido a las constantes pérdidas y Auger encontró la oportunidad para poner en marcha una cabecera. Por ello, el 19 de abril de 1972 el diario trasladó de sus instalaciones en la calle del Consell de Cent de Barcelona hasta los locales de la Editorial Mencheta, sita en el número 35 de la calle de Roger de Llúria. El 4 de octubre siguiente cambió el nombre de la cabecera con la intención de ampliar el público potencial, y se optó por dar el paso a la tipografía debido al coste del huecograbado y las pocas posibilidades para incluir informaciones de última hora, aunque manteniendo aún algunas páginas al vacío.
Desde aquél momento, Diario Femenino había dejado de ser el proyecto inicial de Víctor Sagi Vallmitjana. El principal problema que generó la cabecera fueron las constantes pérdidas, pues sólo la impresión representaba 15,7 millones de pesetas anuales más 6,8 millones de pesetas en concepto de papel.
Finalmente, el 15 de febrero de 1974 salió en los quioscos el último número de este periódico, el cual fue sustituido al día siguiente por Mundo Diario.