jueves, 31 de octubre de 2019

Tiempos de castañas


La presente portada corresponde a un ejemplar de la revista "Blanco y Negro" del año 1919. En ella se observa una ilustración de F. Albertí Barceló que representa a una castañera en su correspondiente parada vendiendo su producto a dos clientas. La Castañada tal y como la conocemos tiene sus orígenes en época medieval y tiene una estrecha relación con el día de los Fieles Difuntos, pues para recordar la necesidad de rezar por los difuntos, durante la noche se tocaban las campanas de las parroquias y conventos. Ello suponía un gran esfuerzo para el campanero, el cual reponía fuerzas comiendo castañas, el fruto más abundante de otoño. Como el número de campanarios era elevado en aquellos tiempos al campanero se añadían las personas y familiares más allegadas, y en un afán de querer compartir con él sus penas y sus gozos, todos acababan comiendo castañas. Fue a partir de entonces que las familias lo tomaron como una tradición.
A partir del siglo XVIII se extendió esta costumbre por toda España, lo que convirtió la castaña en un negocio rentable que propició la aparición de las entrañables castañeras. Actualmente todavía se pueden ver paradas por las calles. Ya en pleno siglo XXI, las castañeras no siempre son ancianas sino también mujeres jóvenes, hombres y también inmigrantes procedentes de otros países que han recogido esta tradición de otoño, antaño prolongada durante todo el invierno.